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Lo importante y lo urgente en la seguridad

ciudadana

La Seguridad Ciudadana, concebida como una política de Estado eficaz, requiere precisar su problemática estructural, de los aspectos concurrentes que corresponden a las decisiones de cada gobierno y los efectos que generan.

Con relación a los aspectos estructurales que inciden en la inseguridad ciudadana, tenemos:
1. Crisis familiar, 2. Situación económica; 3. Educación; 4. Incremento delincuencial (son cada vez más jóvenes y violentos); 5. Cultura confrontacional; 6. Factores sicológicos; entre otros.

Es decir, un país como el Perú, con un clima social estructuralmente convulsionado por recurrentes demandas locales (como las mineras o ambientales); con una mayor disponibilidad monetaria en las calles; con un alto nivel de violencia familiar; con un sistema penitenciario colapsado; con carencia de recursos presupuestales en la administración de justicia; y con la implementación de un Código Procesal Penal que debido a su naturaleza garantista no guarda armonía con la realidad del país, ve afectada la seguridad de sus habitantes.

En cuanto a los aspectos concurrentes a la gestión del actual gobierno sobre esta problemática, el presidente Ollanta Humala ofreció liderar la lucha contra la inseguridad ciudadana. Lamentablemente, los resultados no lo han acompañado; por ejemplo, la victimización por hogares se incrementó en 42.2% el año 2011; y en 43.2%, el año 2012, mientras que el año 2010 era 29%.

Dentro de las decisiones institucionales que nos han llevado a esta situación, podemos señalar: 1. El descabezamiento institucional, iniciado por el ministro Valdés con el pase al retiro de 29 generales y de alrededor de 1300 oficiales (coroneles, comandantes y mayores), afectó la cadena de mando en la PNP y la especialización (por ejemplo, se desmanteló prácticamente la División de Investigaciones Especiales de la Dirección Antidrogas, removiéndose a 21 de los 26 oficiales que la conformaban; y se retiró a la Unidad Especializada de las Águilas Negras del resguardo de los bancos de todo el país); 2. Con la "poda" institucional se pasó al retiro a oficiales capacitados en Scotland Yard y el FBI, por eso hay menos equipos en la Dirección de Investigación Criminal de la PNP, lo que ahora pretende subsanarse con la incorporación de 423 efectivos, pero mermando esa actividad en las comisarías, obligando a los ciudadanos que, por ejemplo, son víctimas del robo de un celular, a acudir hasta dicha dependencia a poner su denuncia; 3. Se adoptó una estructura organizativa militarizada para la PNP (generales en macrorregiones y coroneles mandando a coroneles en las regiones); y 4. Burocratización operativa de la institución (18 direcciones ejecutivas, administrativas y operativas policiales).

Al respecto, el congresista Daniel Abugattás ha reconocido que actualmente "La Seguridad en el Perú es un desastre". Incluso el titular de la cartera del Interior, Wilfredo Pedraza, afirmó con respecto al frustrado operativo policial de La Parada del 25 de octubre del 2012 que para él fue "... una vergüenza decirle al Presidente que no sabía del operativo. Me enteré por los medios". Apreciación igualmente válida con respecto al reciente asalto a la sede del Ministerio de Economía y Finanzas.

En el contexto descrito, mientras el Gobierno se dedica a responsabilizar a gestiones anteriores del incremento de la inseguridad ciudadana, la estructura operativa, capacidad logística, aparatos de apoyo, mecanismos de lucha (obtención de armas de fuego y explosivos) del crimen organizado, e incluso de la delincuencia común, siguen en expansión.