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Seguridad Ciudadana: del escepticismo a la resignación


 
 
Las recientes declaraciones del ministro del Interior, Walter Albán, en la que asegura que no hay medidas a corto plazo para reducir los índices de delincuencia, evidencian que el Gobierno ha pasado del escepticismo a la resignación. Sino recordemos como en más de una ocasión funcionarios del gobierno de Ollanta Humala intentaron minimizar este problema. Wilfredo Pedraza sostuvo que la inseguridad en el país era “especialmente un tema de sensación”. A su turno, el ex premier Juan Jiménez declaraba en su última entrevista en el cargo que había una “histeria colectiva”. 

Ahora, Albán nos confiesa que “la criminalidad seguirá siendo alta”, es decir, las alarmantes cifras de extorsiones, sicariato y robos no tendrán variación. Lejos de buscar soluciones de un problema que necesita medidas inmediatas, se empeña en culpar al pasado de la actual situación de inseguridad. Sin embargo, Latinobarómetro Internacional revela que en el año 2010, la vicitimización en el Perú tuvo su nivel más bajo con 29% mientras que con el actual gobierno alcanzó 40% en el 2011 y, de acuerdo a la encuesta de Ciudad Nuestra, 43.2%  en el 2012.

Lamentablemente, las declaraciones del ministro del Interior dejan en la ciudadanía una sensación de desprotección, constituyendo un peligroso mensaje a la delincuencia: este gobierno no puede hacer nada para combatirlos. Y revelan que para este cargo su inexperiencia le está pasando factura.

Cabe señalar que los ministros de este gobierno que antecedieron a Walter Albán  cometieron graves errores como: 1. El pase al retiro de 30 Generales y 596 oficiales y suboficiales) que afectó la experiencia e idoneidad en la gestión de la PNP 2. Se adoptó una  estructura organizativa burocratizada para la PNP (Generales en Macroregiones y Coroneles mandando a Coroneles en las regiones); y 3. Burocratización operativa de la institución (18 Direcciones Ejecutivas, administrativas y operativas policiales).


Desde fines del 2011 han salido de la PNP 2,948 integrantes (Generales, Coroneles, Comandantes y Suboficiales), y  la solución de Albán  para acabar con la ineficiencia policial es depurar a  “miles de policías”. En una institución de 110 mil efectivos, esto solo agravará la situación.

El gobierno, primero, con su “reingeniería policial”; luego con la “reforma” legislativa para modernizar a la PNP; nos propone ahora con su último titular del interior la REFUNDACIÓN policial. ¿Estamos ante otro experimento fallido o el objetivo de siempre es el aniquilamiento de la institución?  ¿Qué pasará con la novísima y pregonada Ley de Carrera Policial aprobada en este gobierno donde se establecen las causales disciplinarias para ser dado de baja?  ¿Se garantizarán los derechos humanos y el debido proceso  de los policías en esta “depuración? ¿Existen alternativas integrales  de reforma en el gobierno que no se limiten a la poda policial?